lunes, 7 de abril de 2014

Crónica de la 36ª Cursa El Corte Inglés

Son las 7:30h de un domingo 6 de abril (de 2014). En ese momento, suena la alarma de mi móvil. Enseguida me levanto, y sin mucha prisa enciendo el ritual de rigor: vestirme (cómo no), ir al baño, beber agua, desayunar (trece galletas, un número mágico), volver a beber agua, volver a ir al baño... Hacia las 8h ya estoy en la calle, camino del metro. Por la calles de mi barrio no hay presencia (al menos me lo parece) de gente que corra la Cursa. En el metro sí compruebo que hay varios runners. De camino a Plaça Catalunya voy viendo como van subiendo runners, pero aún así hay relativamente pocos, lo que me hace entender que llego bastante puntual. Al salir del metro, hacia las 8:30h (una hora antes del inicio de la prueba), se confirman mis sospechas, puesto que apenas hay alguna fila organizada tras el arco de salida 'popular' (los chipiosos salen desde un poco más adelante). Yo, me voy hacia adelante (donde curiosamente hay un par de mujeres de cierta edad y vestidas 'de calle'), hago una foto de grupo a unos chavales (cuánto daño han hecho los smartphones...), voy viendo como va llegando gente y sigo con mi idea de bajar de la hora (el año pasado salió casi 1h15'). Por suerte, la mañana es soleada y poco fresca, lo que me ayuda a no enfriarme durante la espera (no hay mucho espacio para estirar y calentar).

La puntualidad es británica, de reloj suizo, puesto que a las 9:30h se toma la salida. Cuando quiero darme cuenta ya es hora de correr (y yo sin estirar...). Salgo con relativa calma, dejando que me adelante bastante gente, y disfrutando de esa majestuosidad que da el atletismo popular a niveles superlativos (uno se siente orgulloso de la gente). Las sensaciones no son malas, más bien al contrario, pero... ¡me estoy meando! No sé bien si por los nervios iniciales, si por el hecho de ponerme en marcha... pero tengo que contar con ello. Eso sí, no os lo perdáis, porque, además de tener alocadas ganas de soltar líquido, estoy sediento (y no de amor, que tal vez también, pero esta es otra historia...). Me tomo con relativa calma la larga travesía por el Carrer Aragó, sin volverme loco a adelantar a gente, y me cuesta lo suyo llegar al km 1. En ese momento pienso que quizá mis sensaciones no son tan buenas. En todo caso, voy siguiendo a un par de 'liebres' que llevan buen ritmo y van adelantando con facilidad.  Una de las 'liebres' -un chaval de unos 25 años, rubio, alto, delgado, y que también lleva camiseta amarilla- me sorprende por los cambios de ritmo que hace al ir sorteando y adelantado gente; pero yo voy más a ritmo.

En el Carrer Tarragona, enfilando Plaça Espanya, y a todo sol, el calor se me hace bastante insoportable y mi seca boca implora clemencia. Al llegar a Plaça Espanya, y cometiendo cierta ilegalidad, paso por el césped de la misma, con ese puntito de incivismo que está bastante permitido en un día así. La Avinguda María Cristina, que -andando- siempre me pareció bastante llana, se me hace bastante dura, así que temo por el repecho que viene a continuación (el primero de tres, la primera parte de la subida a Montjuïc). Al girar y encontrarme con las primeras rampas voy a un ritmo bastante bueno pero enseguida aflojo el paso,  y es que me doy cuenta de que queda mucha subida, otros dos repechos y mucha prueba por delante. Aún así, voy adelantando gente con cierta facilidad mientras voy viendo guiris (a su rollo, claro). En los últimos metros de la ascensión, como si oyera los vítores del primer avituallamiento, me animo un poco. Al coronar, cojo una botella de agua, me hidrato un poco (no demasiado), y me hecho la mitad sobre la cabeza y el pecho (se me pega el dorsal al cuerpo), y es que tenía que refrigerar el motor... Lo malo es que enseguida entro en una zona de sombras y me enfrío bastante...

Bajando el repecho, me pego tras una runner que va a buen ritmo (y no alocado). En la parte final de la bajada la dejo atrás y empiezo a subir el segundo repecho a mi ritmo (mejor que el de la mayoría)... En esto, veo a un runner -¿naturista?- corriendo descalzo por el asfalto, algo que había visto en la edición anterior. El triunfo de coronar el repecho es entrar al estadio, algo que pone los pelos de punta, y más con los impresionantes vítores de los corredores. Hago los más de 3/4 de vuelta a buen ritmo y salgo -guardando ropa- en busca de coronar el tercer y último repecho (más corto que los anteriores), y del segundo avituallamiento, que vuelvo a tener bastante sed... Subiendo el repecho, en el km 6, oigo decir que van 35' de prueba (y es que siempre voy a pelo, o sea, sin crono), y entiendo que las voy a pasar putas (perdón por ser tan mal hablado) para acabar la Cursa en menos de una hora. Al llegar al avituallamiento, casi coronando, cojo una botella de agua, y con un poco más de sensatez que antes, me hecho menos por encima de la cabeza y el pecho y más por las piernas (ambas botellas las tiré -o canasté- en papeleras, que no cuesta tanto...). Empiezo la bajada y enseguida me pego a una corredora -de unos treinta y largos, alta, delgada, y con pinta de pertenecer a algún club de atletismo- que baja 'al galope' y nos ponemos a adelantar gente como locos. En un rato, cuando yo me voy por el interior de una curva, la dejo atrás y hago el final del descenso 'en solitario'. Y antes de acabar el descenso, y mientras veo a un chaval latinoamericano corriendo casi a sprints, aminoro un poco, porque ya se sabe que el Carrer Floridablanca puede ser muy cabrón (perdón otra vez).

Enseguida, en el Carrer Lleida, cojo otra 'liebre' (esta vez un hombre, no penséis mal...), pero al adelantarnos otro hombre decido irme con él y tratar de aguantar con el todo el Carrer Floridablanca. El ritmo de este hombre -de mediana edad y con una camiseta azul de New Balance- es espectacular así que casi doy por hecho que me va a soltar (o reventar). Aguanto un rato con él, pero con el trajín de sortear y rebasar gente (aunque no sé bien cómo ni cuándo) se me escapa. Cuando me doy cuenta, ya está bastante lejos y yo, bastante al límite, prefiero no buscar su rebufo. Hago el falso llano que sube hacia Plaça Universitat y veo que el crono de los 10 km marca 55' y pico (ya digo que iba a pelo...), así que me veo llegando en menos de una hora... Enseguida, tuerzo para bajar por el Carrer Pelai mientras voy guardando un poco para no tener algún -desafortunado- desfallecimiento de última hora... Enseguida veo que ya está la meta muy cerca (a unos 300 m) y aprieto, y un poco más cuando veo el cartel de últimos 250 m. Tras girar en Plaça Catalunya exploto bastante (tampoco súper loco) y adelantó a mucho gente (la gente llegaba fundidita). Miro el crono y veo que marca 58'25", e imagino que mi cara lo dice todo... Eso sí, me despisto un poco y no paso por el lector de dorsales enseguida, pero me importa poco, porque el objetivo ya lo he cumplido.

Así que después de buscar la Coca-Cola de rigor (creo que bien ganada) me vuelvo a casa con la satisfacción que da el correr (y más aún en ese marco), de hacerlo con muy pocas molestias y encima con el objetivo cumplido.


Y ahora, si todo va bien, seguiré preparando la Milla de la Sagrada Familia (27 de abril).


¡Nos leemos!

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