lunes, 12 de mayo de 2014

Crónica de la XIX Milla urbana de Ripollet

Después de mi última (o anterior) publicación, cuando quedaban cinco días para competir, todo se torció. Esta última semana había sido un poco difícil para mí. El lunes había entrenado muy poco; y es que las sensaciones fueron muy malas y la cosa no daba para mucho más. Algo iba mal. El martes enfermé de lleno (fiebre, trastornos digestivos...) y me quedé sin entrenar. El miércoles fue más o menos igual, y tampoco pude entrenar. El jueves, ya más o menos recuperado, decidí salir a probarme... Poco pude hacer, ya que aún tenía ciertos problemas digestivos y con ese dolor se hacía difícil seguir. El viernes no tuve el valor de salir a probarme. Preferí esperar al sábado y ver cómo estaba, aunque tenía bastante claro que no iba a poder ir a la XIX Milla urbana de Ripollet.

El sábado no tenía previsto ir, y es que tampoco me encontraba al 100%. Mi hermana pequeña -quien quería ir a verme- me decía que no fuera (y que si iba me lo tomara como un entrenamiento). Pero yo tenía bastante claro que quería ir, fuera como fuera, y mi padre me animó a hacerlo. La decisión estaba tomada. Cuando ya estaba cambiado volví a sufrir ciertos problemas digestivos, pero ya había tomado la decisión de ir.

[Mi dorsal de la XIX Milla urbana de Ripollet]
Una vez en Ripollet, aproveché para rodar/calentar un poco, ver el circuito, y ver cómo estaba. Era un circuito bastante llano (la segunda parte picaba algo hacía arriba), de ida y vuelta por la misma calle (con dos giros de 180º bastante marcados); y se hacía dos vueltas al mismo. Y las sensaciones... Las sensaciones no fueron muy buenas. Las piernas funcionaban bastante bien, pero seguía con molestias en la tripa. Yo, por si acaso, decidí parar pronto y echar la moneda al aire a la carrera. Tengo suerte de tener una mentalidad fuerte y de no rendirme con facilidad, porque casi cualquiera habría pasado de correr. Sí, temía hacer un ridículo espantoso. No sabía hasta qué punto me podía doler aquello e iba a tener que parar o aminorar el ritmo. La idea era clara: salir lento e ir viendo.

Hacia las 20:10h, con cierta puntualidad, dieron el pistoletazo de salida a mi serie (popular masculina, aunque también añadieron la popular femenina dado que eran sólo cuatro). No había mucha gente (algunas decenas, pero no demasiadas) así que se podía salir con cierta facilidad. Yo, como tenía previsto, salí con mucha calma (y desde atrás) y por tanto me quedé en la parte trasera del grupo. Enseguida vi como el grupo se rompía delante mío y se iba mucha gente. Pero yo iba tranquilo, sabiendo que mi carrera no pasaba por ahí. Enseguida me enganché a un runner que llevaba bastante buen ritmo (aún así diría que no me servía ni para bajar de 6'30”). Viendo que las sensaciones no eran muy malas, al pasar la primera curva (la de los 400m), le adelanté. Las sensaciones eran aceptables así que decidí forzar un poco más.

En la recta de meta (en el primer paso), pude adelantar a varios corredores más. Pasada la segunda curva (la de los aproximadamente 800m) seguía en progresión. Enseguida, cerca del km, vi bastante lejos un runner que llevaba un muy buen ritmo (de haberlo mantenido así toda la carrera debía dar para bajar de 5'30”). La verdad es que veía difícil llegar hasta él (sobre todo teniendo en cuenta las molestias en la tripa), mucho, pero lo conseguí (lo mío me costó). Quedaban apenas 500m, me pegue a él e hice tras él la última curva (la de los 1200m), donde casi 'me lo como'. A falta de unos 300m decidí cambiar el ritmo y él no me pudo seguir. Qué cosas, pese a todo iba bastante fino (las piernas andaban bien) y me daba para bastante más. Digamos que seguí en progresión y adelanté a algún corredor más a falta de unos 200m. A lo lejos (mucho) vislumbraba un runner que no andaba poco sobrado de fuerzas. En un día normal, sin las molestias ventrales, mi cabeza y mis piernas me habrían dado para llegar y adelantarle. En cualquier caso, y pese a no querer exprimirme del todo (por si acaso), forcé un poco más la marcha y metí un sprint final (sin hacer demasiada gala de él). Total, me sirvió para superar al susodicho runner, el que tan alejado estaba, casi sobre la línea de meta (le saqué seis décimas). El adelantamiento al menos dio para que el speaker de la prueba me nombrara un par de veces... Y también para quedar bien delante de mi hermana.

Al final, en lo matemático, 17º clasificado de mi categoría (la 'popular masculina') sobre un total de 32 hombres en meta, con un tiempo de 5'48” (más de 12" menos que a los que había adelantado a unos 200m). Clasificación y crono más que modestos, pero dado que me lo tomé con calma y que simplemente no era el día, pues más que satisfecho. Al fin y al cabo las sensaciones fueron bastante buenas y regresé contento a casa. Con un punto de rabia porque quizá, si la semana hubiese ido normal, habría tenido opciones de podio, pero contento. Y también -como hice con la 30ª Milla de la Sagrada Familia- quiero felicitar a la organización de la prueba por la exquisitez de la misma, y además por permitir que se gratuita y tan abierta a la gente (a todos).

En mi caso, ahora toca seguir entrenando (hoy quizá no salga, pero mañana sí) puesto que tengo idea de ir a una carrera el 31 de mayo. Aún así, iremos viendo como voy con los estudios y demás.

¡Gracias por encontraros una vez más aquí!

¡¡¡Abrazos a tod@s!!!

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